miércoles, 24 de abril de 2013





HOY VOY HABLAR Y ESCRIBIR SOBRE EL PAPA.
Un tipo como yo, ateo, que no cree en santos, vírgenes ni querubines, que no le rinde pleitesía a ninguna religión ni se arrodilla para implorar beneficios ni Gracias Divinas a ninguna deidad conocida: ¿Cómo es posible que de pronto, se ponga ha hablar bien del Papa? “Chocheras de viejo” -dirán algunos. Es que está cerca de la “guadaña” y se quiere arrimar a la Fe tratando de que Dios le perdone alguna de sus tantos pecados y tropelías. !Nada más alejado de la realidad! Sigo con mis convicciones intactas aún hoy, al borde del precipicio y no tengo hasta la fecha posibilidades de cambiar. ¿Entonces que ha sucedido? Resulta que a una de las más grandes y mayores Corporaciones creadas por el hombre a lo largo de toda la historia de la humanidad, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, ha llegado a regentearla un argentino. Un tipo, que podría ser considerado un autentico y fiel representantes, de una de las clases sociales más marginadas que supo tener nuestro país; Los inmigrantes. Este “tanito” nacido a la vera de los conventillos, en un barrio modesto (Flores) de esa gran urbe cosmopolita que era Buenos Aires por los años treinta, escapa a todas las teorías de los “especuladores ilustrados” que por tantos años se han ocupado de desformarnos la realidad desde el lugar que se encontraran. ¿Dónde quedaron las prosapias, los linajes y las medallas de todas esas boludeces, que con tanto afán nos vendieran a nosotros “los giles” por tantos y tantos años? Más allá de los miles y miles de litros de tinta derramados al pedo, de tipos escribiendo teorías para crear una realidad amorfa y por esas cosas de apariencias imponderables que nadie ha osado ni querido analizar, nuestra sociedad, nuestro pueblo, nuestra esencia, nos acaba de dar una respuesta que ha hecho temblar al mundo en toda su dimensión. ¿Sabemos qué nos está diciendo ese mensaje? Anoche, pagando mi cuenta en la caja del Supermercado, de pronto me encuentro con la tapa de la famosa Revista Time, una de las más altas expresiones del actual mundo corporativo y en su tapa a todo color, la foto sonriente de un argentino (para colmo Peronista) que en su risita sobradora pareciera decir: !Cómo los hemos cagado a todos! Podrán tratarme de blasfemo, (me ne frega) podrán decirme que es muy atrevida mi definición, quizá se molesten algunos y hasta habrá quienes me desearán castigos dantescos en el infierno. !No me conmueve! ¿Saben por qué? Porque pienso, que Jorge Mario Bergoglio, ese argentino piola, que hoy por esos avatares de la vida hoy es el Papa Francisco, con toda la pompa de una Corporación mundial de más de 2000 años en sus manos. Pero también es un tipo igual a vos, a mí y a millones de argentinos con las mismas capacidades y agallas que Él. Una argentina o un argentino, que tanto, podemos arar la tierra, pintar un cuadro, juntar cartones, escribir un libro, hacer temblar un estado mundialista con un gol, fabricar un avión, construir un puente, hacer el pan, barrer la calle, recibir un Premio Nobel, ser Reina en Holanda o viajar colgado de un colectivo o de un tren. ¿Entonces, cuál sería el mensaje? Que no nos distraigamos en tonterías, en preocuparnos tanto por lo que nos “quieren hacer creer” esos mercenarios criollos del infundio que hablan por radio, escriben en diarios y pasquines y hablan como pericos en la televisión. ¿Por qué? Porque se ha demostrado en la realidad que los argentinos estamos llamados a realizar GRANDES COSAS y además… !que somos capaces de hacerlas! Quién lo dude, es un infeliz mal parido que todavía no se ha dado cuenta en el país en que ha nacido… Si no, que le pregunten a los 1200 millones de Católicos en el mundo, ¿quién les baja (y bajará) línea y en qué barrio del Universo ha nacido... sino en Flores?

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